Tras un incendio, el terreno queda calcinado y vulnerable ante la erosión de la lluvia, que arrastra las semillas que impiden una regeneración natural. El objetivo primordial es saber qué zonas han sufrido más las consecuencias de las llamas para fijar el suelo con paja o sembrando hierba. Las inversiones estatales para esta recuperación van dirigidas siempre a terrenos públicos, pero también a los privados si hay intereses públicos de por medio.
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