La madre y la abuela tendrán que permanecer años alejadas del menor. Un niño lucense de cuatro años pasó 14 meses sin poder ver a su padre porque su madre y su abuela le hicieron creer que se había muerto. El engaño tenía como objetivo conseguir que el progenitor no se lo llevase cuando le correspondía, después de haberse separado. Cuando, por fin, el hombre consiguió resucitar, después de superar múltiples trabas, el menor sufrió una gran impresión. ¡Su padre estaba vivo!
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