Un banquero grancanario ha sido condenado por el Tribunal Supremo (TS) a cumplir tres años de cárcel y pagar 2,1 millones de multa por haberse prestado a servir de testaferro en la realización de sucesivas operaciones de blanqueo de dinero procedente de la mafia de Miami. Según relata la sentencia del Alto Tribunal ambos personajes tomaron contacto en el año 2001 en Gran Canaria por ser familiares. El banquero estaba a punto de jubilarse y el mafioso de origen cubano buscaba utilizar las islas para invertir en España.
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