La organización de las fiestas de la ciudad se concede a una empresa que nace un día antes del concurso. Un concurso con empresas fantasma, una adjudicación sin respaldo de los técnicos municipales, artistas que anuncian sus conciertos antes de la concesión, y una adjudicataria a cuyo dueño señala la oposición como cachorro del PP. Casualidades y milagros rodean a la contrata de las fiestas de Ferrol hasta 2015, un negocio de 630.000 euros.
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