Me imagino que dirigir una empresa en plena revolución industrial era bastante más sencillo que hoy en día. En aquellas épocas, embrionarias del mundo empresarial moderno, en la que todo lo que se producía se vendía, cuando algo no funcionaba bien era relativamente sencillo detectar el error, lo más común debía ser una máquina que había interrumpido el proceso de fabricación.
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