La gran asignatura pendiente de este Gobierno que se presume de izquierdas será la de tratar de reducir la brecha entre ricos y pobres porque, de lo contrario, el peligro no será el dichoso IPC sino la conformación de una nueva clase social, apaciaguada en época de vacas gordas pero todo un polvorín cuando pinte en bastos. No se puede construir la prosperidad con raciones de miseria. Y eso no se consigue presumiendo de grandes superávits presupuestarios, sino utilizándolos.
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