Después de estar un mes ingresada en un hospital de Valencia, antes de comenzar su rehabilitación y al comprobar que no disponía de tarjeta sanitaria los médicos le dieron el alta forzosa, aunque sabían que su vida podía correr peligro. A su hermana le dijeron que se hiciera cargo de ella durante las 24 horas porque al faltarle una parte de cráneo, al darse el más mínimo golpe en la cabeza podría fallecer, así que tuvo que dejar su trabajo. Además, tuvo que suspenderle el tratamiento antes de lo indicado, por no poder pagar los medicamentos.
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