A los 28 años Darwin se planteó qué hacer con su vida: ¿buscaba una mujer y se casaba o se consagraba a la investigación científica?, para tomar una elección cogió una hoja de papel e indicó los pros y contras de cada opción, finalmente decidió que lo mejor sería
comprarse un perro. Semanas después conoció a Emma y con ella tuvo nada menos que 10 hijos. Darwin no estimó que su cerebro tomaba decisiones por él sin que pudiera remediarlo, y es que las decisiones no se rigen exclusivamente por las leyes de la razón y la lógica.
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