Los 1,6 millones de desempleados que hay entre adolescentes y jóvenes en esta nación de 47 millones de personas, corren el peligro de no tener nunca un buen comienzo para sus carreras. Probablemente no puedan tener casas propias ni ahorros hasta entrados los 40. Además, deberán esperar para tener hijos o tener menos que sus padres, reduciendo las tasas de nacimientos, que ya estaban decreciendo, en momentos en que empieza a jubilarse la numerosa generación de postguerra.
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