La noticia buena es que los costes laborales unitarios crecieron en 2009 sólo un 0,4%, muy por debajo del 3,5% registrado en la zona del euro. La mala es que tan exiguo aumento no se debió a una súbita ganancia de la productividad del factor trabajo, sino a la intensa destrucción de empleo registrada el año pasado. Se trata de un fenómeno sin precedentes. Desde que existen series
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