En el agrio debate sobre el presente y el futuro de las discográficas, un delicado asunto que nadie toca: su función como conservadoras del legado musical. Beneficiarias de unos privilegios medievales, las disqueras son propietarias absolutas de las grabaciones durante 50 años. Asumimos que, por su propio interés, se ocuparán de almacenar, catalogar y preservar la música, sin olvidar todo lo generado por ella: portadas, contratos, fotografías...
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