El debate sobre la libertad de horarios se ha ventilado ya en casi todo el mundo, pero Francia sigue siendo mucha Francia. El pasado domingo dos conocidos almacenes de bricolaje y muebles, desoyendo una sentencia judicial, abrieron sus puertas. Un acto ilegal, pero heroico, una pequeña revolución en nombre del derecho de los ciudadanos a comprar destornilladores en domingo. El 66% de los franceses reclama al gobierno socialista que permita al comercio abrir, a los trabajadores trabajar y a los clientes comprar en domingo.
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