Seguramente haya oído hablar de las maras, esos grupos con fuerte implantación en Centroamérica que a Europa llegan con el estereotipo de jóvenes tatuados, ultraviolentos y anti-todo. Esa imagen, como se plasma en esta crónica publicada en un periódico salvadoreño, dista bastante de la realidad que se vive en las comunidades urbanas más desfavorecidas, que es donde mayor implantación tienen estos grupos. Según la Policía Nacional Civil, tan solo en El Salvador, un país con 6 millones de habitantes, hay más de 21.000 pandilleros.
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