Decenas y decenas de cabezas cortadas se apilan en una siniestra torre. Algunas tienen los ojos abiertos, otras lucen pobladas barbas, y sobre unas y otras aún gotea la sangre fresca. “Es una imagen real”, interrumpe Hagop Havatian, director de la galería y responsable de la Sociedad Cultural y Educativa Armenia Hamazkayin en el Líbano. “Eso fue lo que hicieron los turcos con 300 intelectuales armenios el 24 de abril de 1915. Fueron rodeados, asesinados y decapitados, sus cabezas apiladas como advertencia para el resto
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