El 6 de mayo de 1937 el colosal dirigible Hindenburg, que había despegado tres días antes de Hamburgo para realizar la primera travesía transatlántica de la temporada, se acercaba a la pista de aterrizaje de Lakehurst, Nueva Jersey. Durante la maniobra de atraque, y sin causa aparente, el inmenso zepelín comenzó a arder y, en cuestión de segundos, el majestuoso aerostato se convertía en una gigantesca bola de fuego que se desplomaba sin control. Relacionada:
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