En el país de los animalitos vivía el señor Vaca, de color naranja rojizo con manchas carmesí. Era muy infeliz, y es que no podía caminar erguido. Hiciera lo que hiciera acababa con su morro contra el asfalto. Por eso, su buena amiga la señora Conejo le acompañaba siempre que podía, sujetándole con sus fuertes orejas. Lo tuyo es de la física, seguro, le dijo el Dr. Perro.
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