En un bolo de verano a todos los efectos, el partido comenzó con 15 minutos de retraso después de que las autoridades locales se demoraran saludando a los futbolistas españoles en presencia de Ángel María Villar, el recaudador de los dos millones de euros abonados a la federación que él preside por parte de la puertorriqueña. A cuenta de ese dinero, Villar endosó a los campeones de Europa 16 horas de vuelo (ocho de ida y ocho de vuelta) para medirse a un rival en las catacumbas del fútbol. Y a menos de 72 horas del inicio de la Liga española.
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