Cada cierto tiempo asalta la duda en unos (y la convicción en otros) de que los videojuegos violentos son la causal que explica la conducta agresiva de niños y adolescentes. Que jugar demasiado les hace mal, que los vuelve idiotas y que replican las conductas antisociales que algunos de estos videojuegos explotan como principal atractivo. Lo cierto es que esos temores no se justifican. Al menos no hay evidencia sólida que apoye dicha hipótesis. Esperen un poco, sí hay algo que decir al respecto…
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