La intolerancia está en todas partes; en el lado judío, en el árabe y en el cristiano. A mi modo de ver uno ha de intentar no caer en las trampas de los intolerantes. No caer en las trampas de los totalitarismos, teniendo presente que incluso los socialdemócratas son igualmente totalitarios. Pero desde luego tampoco hay que resignarse a la autocensura. Si lo que uno debe decir es suficientemente importante, ha de decirlo. Si lo que quiere decir es un chiste, que se calle.
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