Eso, un presidente que se presentó al cargo prometiendo usar el transporte público, los vuelos low-cost y demás, en un país en el que durante los últimos años se ha liderado una guerra abierta contra las imprudencias al volante, haciendo del permiso por puntos y la pena de prisión una verdadera amenaza para muchos conductores, y obligando incluso a llevar en el coche un alcoholímetro a partir del mes que viene, entre otras medidas locales que como es lógico afectan a cualquiera que pase por allí.
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