La frustración ante la pasividad de Washington en los asuntos medioambientales ha desencadenado un auténtico movimiento apolítico, juntando a personalidades de ambos partidos y regiones muy diversas. Ahora piensan que ha llegado el momento de actuar. Una confederación de 26 estados, más de la mitad del país ha decidido poner en práctica, sin esperar el visto bueno del Gobierno, ambiciosos planes contra los gases de efecto invernadero. Y como ha pasado con tantas otras causas en Estados Unidos, la batalla acaba de llegar a los tribunales.
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