A la guerra de Rusia yo no voy

Estamos en una guerra. Quizá no lo parece porque abres el grifo y sale agua como si no pasara nada, pero a mí me está acojonando la situación en la que nos estamos metiendo los europeos. Habíamos quedado en que ya no queríamos más guerras en Europa y por eso habíamos creado la UE, se supone. Y ahora Alemania ha dicho que se va a armar, y Finlandia y Suecia van a entrar en la OTAN y todo Cristo se va a armar.

Cuando en la tele sale algo de Estados Unidos, mi chica suele decirme que en América parece que la gente anda a tiros, y comentamos que es normal, porque las armas están a la orden del día. ¿Cómo no se iban a liar a tiros? Y ahora traslado esa idea a la actual Europa, donde todo el mundo va a comprar más tanques, más drones, más lanzacohetes y más de todo lo habido y por haber. Pero no vamos a ser los únicos que nos armemos: a nosotros nos suministra EE.UU. y a Rusia le suministrará China.

Estamos ahondando en un lío cada vez más gordo y no parece que a la gente le salten las señales de alarma. Hay armas nucleares sobre el tablero. Cualquier calentón, cualquier error de cálculo, cualquier temeridad nos llevará a la hecatombe. Y estamos cerquísima de esto.

Pero lo que me molesta es que esta vez no es una cagada nuestra, de los europeos, como era lo acostumbrado. Nos vamos a sacrificar aplicando unas sanciones que castigarán nuestras economías porque “es necesario”. Pero ¿necesario para quién? ¿Qué nos va en esto?

Esto me recuerda cuando España mandaba tropas para colaborar en la invasión de Irak y yo me preguntaba que qué demonios se nos habría perdido allí, qué interés nuestro se supone que defendíamos en esa guerra. Hoy me siento un poco de la misma manera. No veo por qué tendríamos que haber confrontado con Rusia. ¿Qué ganábamos nosotros, como españoles y como europeos, en que la OTAN se ampliase a Ucrania? ¿En qué nos beneficiaba? Nosotros le compramos hidrocarburos a gente tan brutal como los saudíes o los cataríes. En las mismas, ¿por qué no se lo íbamos a comprar a los rusos?

Siento simpatía por los ucranianos de la misma manera que gente que no es del Atleti siente simpatía por el Atleti cuando pierde contra un enemigo mejor artillado. Están luchando como leones para defender su tierra contra fuerzas muy superiores que los subestimaron. Pero una cosa es simpatizar con Ucrania y su causa, y otra muy distinta es estar dispuesto a hundir el país en una guerra a la que ninguna persona razonable está dispuesta a ir. Ni por Ucrania ni por el sursum corda. Simpatizo con Ucrania pero no apruebo que mi país se inmole por ella.

Porque, básicamente, lo que aquí se ventila es cómo quedan las zonas de influencia geopolíticas de Estados Unidos y Rusia en Europa del Este, si más para aquí o más para allá. Y, sinceramente, a nosotros los europeos no nos iba la vida en que Ucrania perteneciera a la esfera rusa, igual que se ha demostrado que nosotros pertenecemos a la de Estados Unidos. Podría haber sido así, y nosotros haber ido tejiendo una relación cada vez más profunda con Rusia, como proyectó hacer Alemania (por eso su resistencia a las sanciones, a abandonar el Nordstream 2), sin aspiraciones maximalistas a que Rusia adopte determinado sistema político. Alemania lo entendió: el objetivo era convivir con Rusia sin hacernos daño, ya que somos nosotros los que tenemos que convivir y no EEUU, que está al otro lado del océano. Ignoro cómo se habrá logrado desde Washington torcerle el brazo a Alemania, cómo le habrán apretado las tuercas... y cómo nos las habrán apretado a nosotros, pero el caso es que ese gran país de la cerveza ha pasado por el aro igual que lo hemos hecho nosotros. ¿Con Angela Merkel lo habrían logrado? Quién sabe.

Me da la impresión de que a Europa la han pillado en medio de una guerra entre Estados Unidos y Rusia, y en el fondo, aunque no nos va ni nos viene, vamos a sacrificarnos por la causa, pero no por la nuestra.

Y yo a esa guerra no pienso ir. Probablemente, tú tampoco.