¿No constituye un delito en sí mismo no presentar –por los jerarcas del catolicismo-, en el Juzgado de Guardia o en la Fiscalía correspondiente, una denuncia contra aquellos capellanes presuntamente pederastas? ¿No está siendo la jerarquía eclesiástica cómplice, muy a menudo, de monstruosos crímenes, entendido este vocablo no en el sentido de matar a una persona, sino de delitos graves o acciones indebidas o reprensibles? Al fin y al cabo, no hay que perder de vista que se trata de delitos tipificados en los códigos penales.
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