Los indios Huicholes , que habitan el la zona central de Méjico, piensan que la pareja de la mujer debe compartir el dolor y el placer de dar a luz- Por eso, mientras ella está de parto, el marido se sienta en las vigas situadas sobre su cabeza con una cuerda atada a sus testículos. Cada vez que tiene una contracción, la parturienta tira de la cuerda. Al final , el marido siente tanta alegría por el nacimiento del niño como la mujer.
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