En 1981, la constructora bávara Walter Thosi Boswau construyó, a petición del presidente irakí, un búnker subterráneo prácticamente invulnerable a cualquier ataque nuclear. Su construcción costó 100 millones de marcos, fue realizado en el más absoluto de los secretos. La empresa constructora fue obligada a dejar en Bagdad todos los planos y documentos que pudieran identificar o dar detalles de la situación del refugio. Unas revelaciones que confirmaron la participación de las industrias alemanas en el aumento bélico de la fuerzas iraquíes.
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