En pleno siglo XXI, las niñas españolas no juegan a ser médicas, astronautas, científicas, aventureras ni nada parecido, siguen queriendo ser princesas. Son las consumidoras más jóvenes, sobre las que ejerce una poderosísima influencia la marca Princesas Disney, una de las que genera mayor riqueza a la compañía y a la que ésta dedica sus mayores esfuerzos.
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