Hace algunos meses, el doctor Thomas Einhorn estaba tratando a un enfermo que tenía un tobillo roto y que no sanaba, incluso después de múltiples cirugías. Fue así como Einhorn decidió buscar la ayuda en el cuerpo del enfermo. Con una aguja, Einhorn extrajo médula ósea del hueso de la pelvis del hombre, la condensó en cuatro cucharaditas de líquido rojo, y las inyectó en su tobillo. Cuatro meses después el tobillo había sanado.
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