Una jubilada voluntaria del museo de zoología de la Universidad de Cambridge ha descubierto por casualidad uno de los huevos que Charles Darwin recogió en uno de sus viajes en el Beagle, según ha informado la BBC. Se trata de un huevo pequeño de color oscuro en el que el científico inglés escribió su propio nombre y que tiene una grieta por haber estado metido en una caja muy pequeña para su tamaño. El huevo roto formaba parte de una docena que se cree que Darwin guardó en Inglaterra, aunque no se sabe nada del paradero de los demás.
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