Un día de 1967 Robert Kearns acudió a las oficinas de Ford en Detroit. Tenía que presentarles su nuevo intento: unos limpiaparabrisas intermitentes. Aunque, en un principio, la empresa mostró un cierto interés, después de un tiempo dejaron de devolverle las llamadas. Pasó el tiempo y su sorpresa fue mayúscula cuando en 1969 apareció el primer Ford equipado con unos limpiaparabrisas… intermitentes.
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