Bomberos, guardias civiles, policías y vecinos se lanzaron a las vías a rescatar supervivientes. El personal médico se prestó a estirar los turnos sin preguntar. Los hosteleros de Santiago idearon de madrugada un banco de camas para alojar a familiares y forenses. Tras cruzar muchas llamadas reunieron 150 habitaciones. Y están los taxistas que hicieron viajes gratis desde el siniestro a los hospitales. Y restauradores que suplican no aparecer en los papeles pero que sirvieron comida a deshoras a familiares de las víctimas...
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