Para Kristel, ser la fantasía sexual de chicos y grandes, desde pubertos de cutis graso hasta primeros ministros, no fue fácil, sobre todo viniendo de una familia culiapretada de árido calvinismo holandés y a la vez tan disfuncional como un consejo de Gloria Trevi. Ella ayudó a romper el silencio de una generación que dio paso a una recia liberación sexual disfrazada de sofisticación. Pero la película la convirtió para el resto de su vida en actriz de un solo papel y un icono carnal que la fue devorando.
|
etiquetas: sylvia kristel , emmanuelle , maldición , vida y obra , cine erótico