El de Manolo de Vega es hoy un humor negro por culpa de una diabetes tardíamente diagnosticada y varios errores médicos que le han dejado en una silla de ruedas. Él quiere seguir trabajando, pero no le sale ni un contrato. Tampoco encuentra el apoyo de los artistas con los que compartió cientos de galas en sus años de éxito. “Me duele más haber perdido los amigos que las piernas”. Incluso "..Una alcaldesa de un pueblo de Valencia, donde tenía una actuación, no me quiso pagar porque decía que daba mala imagen.Llevo años sin ingresar ni un duro"
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