Más de 1.200 bebés con sordera profunda se beneficiarán cada año de la detección precoz auditiva universal, cuya implantación a nivel nacional se aprobó en 2010. La detección precoz permite iniciar la rehabilitación de los niños con sorderas neurosensoriales profundas, y le permite, a los cinco años, tener habilidades de comunicación, habla y comprensión cercanas a las de un oyente normal. La sordera profunda supone un coste de 750.000 euros a lo largo de la vida del individuo sordo.
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