Poco después que el terremoto destruyera casi todas las viviendas alrededor de la del médico Claude Surena, una caravana de dolientes empezó a llegar a su casa intacta en busca de ayuda. Durante años, el pediatra de 59 años atendió a los enfermos en su casa de dos pisos cerca del centro de la capital haitiana. De pronto se vio manejando un improvisado centro médico para más de 100 víctimas en su propio jardín, con alimentos y suministros rescatados de las casas vecinas derrumbadas. Su hogar suministra al menos un nivel mínimo de consuelo...
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