A los 31 años, Claudia encontró en la prostitución la mejor opción para hacer frente a una situación de desesperación: 4 hijos por alimentar, un marido pasivo que no aportaba ingresos a la familia, y pocas opciones de conseguir un empleo con un buen sueldo y un horario flexible que le dejara tiempo para cuidarse de sus hijos.
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