Fue en 1959 cuando Hijikata, en alianza con el escritor Yukio Mishima, presentó a una reducida audiencia su estremecedora pieza Kinjiki (Colores prohibidos), obra rara y densa sobre el dolor y la consternación, que además tocaba un tema tabú como la homosexualidad y tenía escenas nunca vistas. En esta obra, el creador, semidesnudo y pintado de blanco, decapitaba pollos, cuyos cuerpos sin cabeza yacían sangrando sobre el escenario, haciendo movimientos espasmódicos. No obstante la controversia y el “shock”, esa obra marcó el inicio del butoh.
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