Los lugares no se conocen de paso. De paso sólo se intuye, se mira y se escucha. Crónica pues de largas jornadas de carretera, gasolineras, fronteras, bares, hostales y de unos monasterios a los que se trepa por eternas rocas. Crónica de nuestra ruta por Montenegro, Albania, Macedonia, Grecia y llegada a Estambul. Perdonen los fallos en la mirada.
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