Santiago Castro, un hombre de 84 años de edad, perdía ayer la vida por el disparo de un compañero cuando participaba como invitado -y sin portar armas, según las primeras indagaciones- en una partida de caza compuesta por unas seis personas. El octogenario fue alcanzado por parte de los perdigones del disparo que efectuó un compañero cuando este intentaba cobrarse un conejo
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