A día de hoy, los médicos de familia están obligados a ejercer de secretarias de lujo de sus colegas hospitalarios, rellenándoles las recetas o cumplimentando sus papeles. Que los pacientes salgan de las consultas del hospital con un garabato mal escrito para que el esclavillo de turno de AP lo convierta en receta es algo vergonzoso. Que los especialistas de Medicina Familiar tengan una media de cinco minutos por paciente parece de película de risa (buenos días-qué le pasa-a ver-adiós)...
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