La alarma de bomba en la central nuclear sueca de Oskarshamn provocó una amplia movilización policial en la central nuclear, el desalojo de un edificio y el cierre temporal de dos de sus reactores, una medida que le ha costado a la compañía OKG, dueña de las instalaciones, unos 17 millones de dólares. La alarma fue provocada por restos de espuma de afeitar en una bolsa que portaba un trabajador
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