Quizá pocas veces una misión humanitaria ha conmovido tanto el corazón de una militar. El causante, Llovit, un niño afgano de menos de cuatro años, al que se le escapa la vida tras cada transfusión. Aquí, a tantos miles de kilómetros de distancia, sigue cómo languidece su quebrada salud Sabrina González Plasencia, oficial técnico sanitario del Ejército del Aire que espera a que, finalmente, la burocracia ministerial acepte el traslado del pequeño al Hospital Materno Infantil para salvar su vida.
|
etiquetas: sanidad , afganistán , ejército