Andoni Díaz, guarda de la Diputación, invitó a cuatro amigos a cenar «unos tortellini de carne con aceite, ajo y perejil» de una conocida marca en su casa de Vitoria. Cuando ya iban por la mitad de la comida y con los platos semivacíos, uno de los comensales soltó el tenedor y gritó: «¡Oye, que estamos comiendo gusanos!». Tras la sorpresa inicial y el disgusto comprobaron que efectivamente «la pasta estaba agujereada», y que junto a ella flotaban «pequeños gusanos blancos con una cabecita negra».
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