Los adolescentes que se preocupan por mantenerse delgados, pueden creer que eliminando el desayuno perderán peso. Pero, según indica un estudio, es todo lo contrario. Una investigación realizada en Estados Unidos sobre los hábitos alimenticios de 2.000 jóvenes durante un periodo de cinco años, encontró que aquellos que se saltaban el desayuno pesaban cerca de 2,3 kilogramos más que quienes lo primero que hacían al comenzar el día era comer.
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