La cigüeña, ave símbolo de la natalidad, volvió a hacer un alto en este olvidado núcleo, en el que tan solo había tres vecinos. Ahora, con la llegada de Sara, que así se llama la pequeña recién nacida, ya son cuatro los parroquianos. Y es que en Domiz no se registraba un natalicio desde hace medio siglo.
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