Por investigaciones recientes, cada vez está más claro que lo que cuenta no es el ADN y su configuración, sino lo que lo rodea. La realidad es que no somos lo que está escrito en nuestros genes, sino lo que hacemos con ellos: cómo vivimos, comemos y pensamos, también influye en lo que somos. La realidad es que podemos introducir cambios en nuestro genoma, y, lo que es aún más impactante, las modificaciones que introduzcamos pasarán a los hijos y a los nietos.
|
etiquetas: medicina , genética , bioquímica , cambios en el genoma , herencia