Plagios, falsificación de datos, resultados no contrastables o estadísticas retocadas son algunas malas prácticas que se detectan en las investigaciones científicas, unos materiales en los que debería primar el rigor. El motivo de estas anomalías, según ha explicado hoy en Salamanca Marta Valentim, investigadora en gestión de la información, gestión del conocimiento e inteligencia competitiva de la Universidad Estadual Paulista de Brasil, es la presión por publicar a la que se ven sometidos los investigadores.
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