Algún día EEUU abandonará Irak. Lo que no cambiará será la implicación de la empresa privada en el negocio de la guerra. Blackwater es una compañía muy especial pero no la única. Decenas de ellas han encontrado un filón inagotable. Miles de ex soldados chilenos, sudafricanos, salvadoreños y, desde luego, estadounidenses y británicos tienen ante sí nuevas oportunidades. Y todo porque el gran imperio americano ha descubierto que matar al enemigo es una actividad laboral como cualquier otra: También se puede subcontratar.
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