Paul Hutton, ingeniero aeronáutico del Ejército británico, estaba borracho en casa y decidió salir a dar un paseo montado en el coche de la Barbie de sus hijos, cuya velocidad máxima es siete kilómetros por hora. La policía lo detuvo por conducción extraña y le practicó el test de alcoholemia. Doblaba la tasa de alcoholemia y le confiscaron el vehículo. Ahora el juez lo ha condenado a tres años de suspensión del carné de conducir porque ya tenía una advertencia por conducir borracho.
|
etiquetas: tráfico , sanciones