Tras pedir una excedencia en el trabajo, y armado con un bate de béisbol, unas gafas de buceo y unas aletas decoradas con esvásticas, el joven racista llegó al mar Negro y buscó sin éxito a los bañistas de color. Después de bucear durante horas, perdió los nervios y golpeó el agua con el bate hasta que el agotamiento le venció y se hundió en las profundidades.
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