Desde el comienzo de la Transición, no se recuerda un año más horrible para el Rey Juan Carlos. Ha cumplido 75 años en su momento más bajo de popularidad, zarandeado por el caso Urdangarín, por la cacería en Botswana y por otras circunstancias públicas y personales que han socavado su popularidad. La Monarquía, que desde el final del franquismo es una de las grandes garantías de la democracia, ha visto disminuido su prestigio hasta cotas impensables.
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